SUPERNATURAL: Carry on. El final perfecto.

Aquí sigo, llorando como una madalena, tras el final de Supernatural que se emitió ayer. 

El capítulo se tituló CARRY ON, y no podía haber sido de otra forma. Desde que los creadores se dieran cuenta de que la canción "Carry on my wayward son", de Kansas, que habían usado una vez para repasar lo ocurrido en la serie hasta ese momento, era la favorita de los fans, se convirtió en la canción de Supernatural. El propio grupo, Kansas, lo aceptó naturalmente y hasta la cantaron con Jensen (Dean Winchester).

 

Tras 15 años de verles sufrir, de tener esperanzas de que fueran felices, los hermanos Winchester nos dejan. Y no solo ellos, sino el mundo  que crearon para nosotrxs. Ya despedimos a Castiel al sacrificarse por Dean muy cerca del final de la serie, a Jack convirtiéndose en el nuevo Dios y a otros muchos personajes maravillosos que fueron dejándonos por este largo camino.

El final de Cas, abnegado, renunciando a su vida por la de Dean, al cual confiesa su amor justo antes de morir (Destiel), todo digno del ángel que nos mostró que era desde su primera aparición en la serie. No hubiéramos consentido los fans que nos lo quitaran ni un minuto antes de lo que lo hicieron. Y aún yo lo considero innecesario, pero añadía dramatismo al final de esta era. 

 Por otro lado, en el capítulo final, CARRY ON, nos encontramos con los dos hermanos libres al fin del plan de Chuck (Dios), libres para hacer lo que quieran de verdad. ¿Y qué deciden? pues seguir cazando, salvando vidas. Retomamos la energía y la esencia de la serie, de la primera temporada, con un Dean comiendo pastel hasta rebentar, un Sam que lo mira de reojo sin dejar de sorprenderse nunca por la voracidad de su hermano mayor, un día normal en el cual los hermanos se despiertan en su búnker, viven libres y juntos. Buscan casos y al final los encuentran, como siempre había sido.

 En este simple caso de vampiros que toman entre manos en su último capítulo, Dean muere, no sin antes pedirle a su hermano que no lo resucite, que lo deje descansar, que le diga que está bien que se marche ya. Un Dean que muere orgulloso haciendo lo que más le gusta y lo que mejor sabe hacer: cazar. Sam, por fin, aprende a dejarlo ir, le permite irse con todo el dolor de su corazón, cosa que durante estos 15 años ni uno ni otro se atrevían a hacer, moviendo cielo y tierra por salvar a su hermano y traerlo desde el infierno o desde dónde quiera que esté. Por fin, maduran, entienden, y se despiden. 

 Me duele por Dean, porque no tenga oportunidad de vivir libre más años, de estar tranquilo, de compartir la vida "real" sin Chuck con su hermano. Pero lo arreglan cuando nos muestran a Dean llegando al cielo. Encontrándose con Bobby, que fue como un padre para ellos, y que le explica que Jack, con ayuda de Cas, ha hecho del cielo lo que debía; un lugar de felicidad y sin fronteras. Le cuenta que cerca de ahí viven sus padres, juntos, a los que podrá ver en cuanto quiera. Dean sonríe al entender, además, que Jack debe haber salvado a Castiel del Vacío que lo había engullido unos episodios antes, cuando se sacrifica por él. Se da a entender que Cas vuelve a ser un ángel y está con Jack, el nuevo equivalente de un dios, haciendo que las cosas sean como tenían que haber sido siempre. A mí, con esto, me ganan el perdón de haberlo matado unos episodios antes.

 Dean encuentra en el cielo su amado Impala, ¿podía ser de otra forma?, y decide que oye, ¿por qué no darse una vuelta?. 

 Y menuda vuelta. En su camino con el coche escuchamos entera Carry on my wayward son, en dos versiones diferentes, y mientras disfrutamos de Dean en el cielo con su coche, vemos como la vida de Sam pasa, se casa, tiene un hijo al que llama Dean, le ayuda con los deberes, vive una vida plena, feliz y normal, como se merecía, y al final muere. Su hijo le despide, le deja ir, y además podemos ver que lleva el tatuaje protector, así que le ha convertido en cazador, le ha enseñado el legado de su familia.

 Para Dean han pasado a penas 5 minutos, y entonces llega su hermano. Se abrazan y felices miran el horizonte desde un puente, junto a su Impala.

 Un final realmente perfecto, maravilloso y completo. No nos hace falta ver a más personajes, ya imaginamos que están todos allí, en el cielo que los Winchester merecían, y que su vida continuará, eternamente, en paz y juntos. 

 Al final los actores Jensen y Jared agradecen a los fans el apoyo brindado estos 15 años y se despiden junto a todo el equipo desde el puente de la última escena. Esta serie no merecía nada menos, y no me imagino nada mejor para el final.

 Gracias, Supernatural, por este viaje tan emocionante, por tantas historias, personajes y momentos. Y gracias, sobretodo, por coronar la serie con un final perfecto. 

 

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